Somos una congregación de hermanos en la fe cristiana que hemos sido lavados por la sangre redentora de nuestro Señor Jesucristo. La Biblia es nuestra suficiente regla práctica de fe. Tiene el propósito de formar una base para la confraternidad entre nosotros. Es decir, que todos hablemos una misma cosa.
(1 Corintios 1:10, Hechos 2:42).