Fue constituida por Jesucristo, nuestro fundamento y fundador; conserva, en invariable fidelidad a Dios, el Gobierno, el Evangelio, Doctrina, Oficios Sagrados, así como las promesas celestiales, establecidas y dadas por Jesucristo nuestro Salvador.
Admite como miembro de la misma a toda persona que, cumpliendo con los requisitos de ingreso, se mantiene en sujeción a la doctrina cristiana, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, edad, situación económica, nivel educativo, etcétera.